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viernes, 22 de diciembre de 2017

"EL PRÍNCIPE NEGRO" DE IRIS MURDOCH



  



  



 

 


 


 



26 de noviembre de 2017: El príncipe negro / Iris Murdoch

Reunidas: Carmen, Jorge, Laura, Eugenio, Lis, Fernandinho, Elena, Ruth, Marta, Mónica y Francisco.


Francisco abre la sesión confesando que ha leído unas setenta y pico páginas del libro, y que le está gustando; le parece que tiene un estilo muy británico, haciendo gala del humor ácido que para él caracteriza a esta literatura. Sobre la autora, manifiesta que es sorprendente que haya logrado un personaje principal tan hombre, a lo que Carmen añade que este personaje es un misógino; entonces Fernandinho señala que muchos autores brasileños abordan la escritura de sus novelas desde el punto de vista de una mujer, y así también tratan de lograr lo que para ellos es una escritura femenina, y Mónica por su parte comenta que muchos hombres tratan de identificarse con las mujeres y creen conocer su manera de sentir, pero que todo, incluso la música, se percibe de forma distinta en función del género, a lo que Jorge advierte que no hay que descuidar lo que se dice ni dónde y Lis corrobora que existe una forma de sentir como mujer que no puede dilucidarse mediante el análisis. Francisco continúa matizando que el protagonista es una especie de antihéroe, y que se muestra celoso por el éxito de otro escritor, Arnold, aunque asegure que el motivo por el cual lo considera inferior es por ser mediocre y asquerosamente comercial; también hace mención a los malos tratos en la pareja, que al comienzo del libro se desvelan, a lo que Carmen indica que el narrador deja entrever que la naturaleza del matrimonio es esa, y Mónica evoca el ojo morado de Rachell y Eugenio recuerda que la hermana del protagonista sufre un maltrato psicológico brutal, a lo que Mónica replica que el protagonista no es consciente de que su hermana Priscilla lo sufra. Entonces Carmen se recrea en la historia de Priscilla y Lis hace hincapié en el visón que ella reclama como la pérdida que más desea recuperar, símbolo de la anulación de personalidad que sufre, de la inmensidad del mal que arrastra.

Mónica declara que ella ha leído hasta la mitad del libro y le ha sorprendido mucho que la voz narrativa sea masculina; también le ha gustado la tan embrollada trama que se desarrolla, con la hermana, el cuñado, la ex mujer... Destaca que el protagonista esté tratando de cambiar de aires pero siempre haya algo que se lo impida, y le parece un argumento de folletín; se ha quedado en el momento en que Rachell se desnuda delante del protagonista, quien parece que terminará volviendo con su ex, suposición de la que se desengaña Mónica cuando le notificamos que el protagonista se lía con Julian; entonces lo califica como un acto de pederastia, pero Jorge rechaza la calificación porque ella no es menor de edad. Mónica habla entonces de cuando Arnold se va con Christian porque se ha formado un buen lío en casa de Bradley, y también menciona la escena en que éste visita a su cuñado, donde el protagonista adopta, a su juicio, un aire cómicamente teatral, muy visceral, a lo que Lis resalta su hipocresía porque en realidad no tiene ningún interés por lo que le pueda estar pasando a su hermana, salvo que ella se le ha acoplado en casa. Entonces Marta recuerda cómo reacciona Bradley cuando le comunican que Priscilla ha muerto.

Lis señala que la primera incursión en el libro le ha causado un poco de agobio, porque al principio no lograba ubicarse en la historia; le ha resultado especialmente significativa la trama que se trenza en los prolegómenos, con el texto firmado por el editor, al modo de las novelas del siglo XIX; por otro lado, también le ha parecido un tanto misógino el protagonista, a lo que Marta comenta que la autora perfila claramente un personaje misógino, y Carmen indica que tiene los rasgos típicos del género. A continuación, Lis menciona los malos tratos que se dan en la pareja y son asumidos por ésta con naturalidad, y Carmen advierte sobre la relación que se establece entre Bradley y Julian, clásica entre un hombre adulto y una apenas adolescente a quien deslumbra el sentirse objeto de la atención de un hombre mayor, y señala que en la práctica se produce una violación cuando él, al final, supuestamente «ha podido».

Laura confiesa que ha leído veinte páginas y que en todo momento el protagonista le ha caído mal, es egoísta y lo demuestra sintiéndose molesto con todo lo que hay a su alrededor. Le parece muy relevante que la autora sea mujer y también destaca la crítica a la pareja bien avenida, representada por Rachel y Arnold, con su permanente apariencia de felicidad; también señala que, según se deduce, la agresión no ha sido un episodio nuevo en sus vidas, a lo que Mónica señala que es la normalización de los malos ratos. Por último, Laura opina que Bradley se siente solo pero en realidad no echa de menos una pareja.

Carmen asegura que el personaje principal no le ha gustado nada, que le parece realmente patético; respeto a los diálogos, le han parecido muy ingeniosos, recordando al talento de Shakespeare, a lo que Eugenio evoca las varias páginas que dura la escena donde muchos personajes hablan sin mencionarse quién, pero donde queda muy patente quién se está expresando en cada momento. Carmen destaca el tratamiento de lo que a su juicio son los temas principales de la novela: el amor y la envidia; y también se muestra satisfecha con los personajes, sobre los que afirma que son de vodevil pero creíbles, dando especial relevancia a la descripción del artista vanidoso, aunque por otro lado considera que el debate estético está demasiado metido en la trama. Finalmente resalta el título, El príncipe negro, del que Marta indica que procede de Hamlet.

A Marta le ha gustado, y considera que esa envidia que puede ser calificada de normal, se ha descontrolado y entonces se vuelve malsana. La descripción de los personajes le parece estupenda y los rasgos del carácter bien definidos, como ocurre con los razonamientos de Bradley cuando se está enamorando de Julian; también subraya Marta el sentido del humor que destila la obra, al que Francisco llama socarrón. En torno a ello, Mónica menciona dos escenas: la de los calcetines de Bradley que terminan en los pies de Julian y cuando Priscilla se mete en la cama de su hermano con los zapatos puestos; por su lado, Eugenio recuerda cuando Francis diagnostica a Bradley que es homosexual y está enamorado de Arnold, pero destaca sobre todo la maestría psicológica que muestra la autora durante la escena en que Bradley termina entregando a Rachell la carta de Arnold.

Ruth dice que no le ha gustado, que los personajes le parecen todos bastante miserables y que ninguno se salva, lo que corrobora Lis llamándolos mezquinos y señalando que la autora se esfuerza por resaltar el lado oscuro de las personas. Ruth recuerda a Francis, que se muestra sumiso en todo momento y dispuesto a ayudar a quien sea con tal de tener un sitio para dormir, y sin embargo en el texto del epílogo que la autora escribe en su nombre, parece otra persona, completamente segura de sí misma, incluso pedante. Considera también que la novela expone cierta crítica al ego de los escritores, a lo que Eugenio añade que la vanidad de los escritores se modela en función del mundillo editorial al que pertenecen. Por último, Ruth menciona la película que se ha hecho sobre la autora, donde se habla de cuando empezaba a estar enferma de Alzheimer, a lo que Eugenio recuerda que esa película está basada en el libro que escribió su marido, que recibió duras críticas por haber mostrado un perfil de Iris Murdoch que ocultaba lo que ella realmente fue mientras estuvo en plenas facultades.

Finalmente, elegimos para la próxima sesión leer a Virginia Woolf, en concreto Orlando, a instancias de Mónica; hablaremos sobre ello el próximo 25 de febrero.


P.D. Comentario enviado por mail por Soledad que no pudo venir:

Acabo de terminar El príncipe negro de Iris Murdoch. Siento no haber podido estar en noviembre con vosotros, y voy a intentar aportar mi granito u opinión sobre el libro, aunque es corta. No me ha gustado mucho. Hasta la mitad del libro más o menos me tuvo interesada, pero antes de que empezase la segunda parte me empezó a costar seguir leyendo, pero lo leído entero. Vamos, que me han sobrado muchas páginas. No me ha caído bien ninguno de los personajes, la ex mujer de Bradley, Christian para mi es la más cargante, Francis un aprovechado, Arnold un pedante, Rachel una histérica y Bradley un estúpido, sólo salvo a Julian. Todo esto según lo que nos cuenta Bradley, claro. Sé que los personajes de los libros no tienen que caer bien, aunque a mi me gusta empatizar con alguno, aunque sea un canalla, pero en esta novela no salvo a ninguno. Los hubiese matado a todos. Está muy bien escrito, eso sí, pero no me ha entretenido, y yo quiero divertirme, pasar miedo, reirme, llorar o algo.

Bueno, no se me ocurre nada más, espero no pareceros yo muy cargante.
Besos y Feliz Navidad, nos vemos el 14 de enero en mi casa.

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